Montañas - Los viajes
Los escritos que leerás en “montañas” contemplan algunos trozos de viajes a diferentes destinaciones y también algunos trazos de viajes en el fondo de mi Alma.
Ha sido un hermoso privilegio:
- Contemplar olas marinadas con degradés multiculturales. Olas turquesas, verde esmeralda, azul intenso. Olas marrones, blancas. Olas de arcilla. Olas de algas, de conchas, de arena estelar. Olas que abrazan la paciencia y la tenacidad inigualables de todos los marinos y las sirenitas que rinden homenaje en cuerpo y alma a la alegria eterna de vivir.
- Disfrutar un capuccino en las diversas "terrasses" como se dice en mi Francia chérie.
- Recorrer templos y catedrales y admirar sus colores, vitrales y esculturas.
- Apreciar el olor de las especies y el sabor de las naranjas bajo las palmeras.
- Nadar en ríos que parecen mares.
- Esquiar en medio de pinos vestidos de blanco majestuoso.
- Observar el arco iris formado por las cataratas.
- Sentir tormentas de viento en playas gigantescas.
- Respetar como peregrina cada pueblito en donde la vida parece detenerse.
- Observar el intercambio cultural en un metro o en una prefectura.
- Admirar la velocidad de un tren que recorre el campo con olor a queso, vino y champagne.
- Descubrir el degradé de azules marinos que arrullan las casas de piedra blanca lisa y sólida en medio de mil olivos.
- Escuchar las campanas anunciando tanto y tanto.
- Ser conductora de bicicleta y pedalear mi destino.
- Comparar lugares monárquicos y de grandes castillos con la historia que se escribe en el cotidiano.
- Vibrar con el paso de un jeep en las más altas cordilleras.
- Rezar en medio de la selva acostada en una hamaca para que la tempestad se calme ahuyentada por los tigres escondidos y las pirañas dormilonas.
- Degustar exquisita y heterogénea gastronomía…
Para esos lugares sin relojes, sin resultados, para esos lugares con Dios, con los seres amados…
Para esos lugares de puertos, de salares, de exposiciones transportando a las galaxias de lana y arequipe…
Para esos lugares de las mil y una noches, generosos, diferentes, similares…
Para esos lugares de misticismo sublime, de escritores míticos…
Para esos lugares que nos invitan a portar un sombrero y sonreír al sol.
Para esos lugares que sensibilizan el cotidiano y nos permiten detenernos a oler rosas, abrazar árboles y a masajear pinos de sabor cítrico bosque…
Para esos lugares de miel conocidos y por conocer: MUCHAS GRACIAS.