24.01.18
Faltan cinco minutos para que llegue el tren esperado,
en esos instantes deseo cortar dolores pasados.
Aquellas cuerdas delgadas que se volvieron cadenas,
penas y miedos atados en lo profundo de nuestra tierra.
Esa en la que germinan sueños infantiles.
Aquella que nos impulsa a ser viriles.
Corto entonces cuerdas y cadenas de lo que me bloqueó,
aquellos abandonos y torpezas que no vinieron de Dios.
Ha llegado el tren esperado.
Una nueva jornada.
Un nuevo contrato.