Soñé.
Que tú me amabas como esposo, como amante. No como un padre ni un profesor.
Grité.
Con alaridos.
No soporté más el control, la vigilancia, la atención absoluta.
Dormí.
Solo un poco, pues tu abrazo no encontró el mío.
Desperté.
Despertaste.
Quise tantas veces divorciar y aún hoy seguimos juntos.
Laura
Viernes 18 de mayo de 2018
En la década de maduración de límites, de ocasiones, de libertad y alegrías.