Septiembre 4 de 2011
La tierra sueña en su infancia con un caballero mágico, con una especie de príncipe con el que pueda seguir volando.
Va creciendo y nutre su cuerpo y encuentra amigas que comparten sus plegarias al creador.
Se enfrenta a la vida, a su contaminación, a sus paradojas… trata de no recibir basura, pero a veces no lo puede controlar.
Se expande, se renueva, decide cambiar de vestido y entonces viaja…
… para encontrarlo a él o quizás fue él quien la encontró a ella.
Él era un ser robusto.
La tierra supo entonces, que los caballeros mágicos se quedan en los sueños y que en la vida “real” llegan árboles que instalan sus raíces y funden su tronco para nunca de ella separarse.
Será ahora a él a quien todo el mundo admirará porque dará hojas relucientes y flores inigualables, porque será casa de pájaros y vuelos.
A la tierra la ignorarán, pues será solo cielo cimiento. A ella no le importará, la tierra con su árbol podrá sonreír eternamente.
Laura J. Angulo Quintana
