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El laúd dulce y tristón

A mi mamita hermosa, luego de su vista otoñal de 2019...


En mi universo colorido, me despido de tu nido.
Visita Sagrada y bendita, como el mar: la plena dicha!

Se acaba el concierto, con la triste canción, y San Gabrielle da la fuerza para decirte hoy adiós.
Permanece la planta con tu amarilla flor, el olor de las arepas, la sopa, el chocolate y el ser estilista de salón.

Se inflan balones, se desteje el temor, la fiesta aún no acaba, soy tu registro de amor.
Me quedan las carcajadas entre mi hija y tú, la "abuela". Nunca vi a mi bébé, reírse de esa manera.

Vuela la gaviota a la tierra natal, al bunde, la salsa, al buñuelo con tamal.

El barco te ha traido en un degradé de sonidos, aceptaste mi plan, mis fechas, mis hijos.
Vikingos y pescadores, acompañan tu divagar, tu tienes la potencia del más dulce mar.

Nos amaste con baguette y mantequilla, perdona cada falta, cada desaire, cada desdicha.
Evolucioné con tu visita, navegando el pasado, naufragio y curso del piano dorado.

Rojo fue mi pico y hablé sin parar. Escuchaste cada segundo, cada texto y mi partitura de Bach.
Escarlata escarchada, cuadrada pandereta, el saberme hoy tu hija, tu gordita más bella!

Se quiebran mis ojos, se empana mi corazón, pero asi lo decido, estoy lejos y me acompaña Dios.
¿Donde está mi casa?  Me llega la desolación, cuando con un "whatsapp" yo quiero, abrazar tu bandoneón.

Sosténme por siempre, estés donde estés, es tu mano la cuerda que no quiero perder.
Ora eternamente por nuestra relación, porque la maleza nunca pudra nuestro abrazo y amor!